lunes, 18 de marzo de 2019

La tierra que me aplasta me acompaña y los organismos vivos que la habitan me desesperan más que las voces que solía tener en mi cabeza pero ahora soy parte del lodo. Si algún día construyen inmuebles encima, nadie se emocionará, seré fango para las macetas o transportado para nivelar un diminuto tramo de una carretera cuando le cambien el asfalto por el cemento. O me meterán a un tambo y otra mujer, madre de otro hijo único con fetiche a disfrazarse con el vellocino de borrego que tanto obsesionó a Jasón, plasme más figuras de barro con rostros gritando... yo gritaré en vano intento de invocar a la hada verde... los seres mitológicos están peleados con los museos porque algunos son un cementerio en exhibición para explicar el pasado que existía antes de las escrituras.

Te conozco desde siempre y últimamente no te veo y los recuerdos parecen sueños primigenios. Por eso... por eso... estoy al nivel de los cavernícolas que arrancan alas transparentes para extraer unas embriagantes gotas que se esparcen debajo de la lengua y así perderse en los paraísos artificiales, ni así te encuentro...

Soy ficción ignota de un escritor sin musa.